Cha Jing , el primer libro sobre el té (Lu Yu)

Lu Yu (733-804) también fue conocido como «el santo chino del té». Cuenta su historia que quedó huérfano y fue adoptado por un monje budista del monasterio de la Nube del Dragón y que, al negarse a tomar los hábitos de monje se le obligó a realizar tareas que no eran de su agrado, por esa razón huyó del monasterio uniéndose a un circo como payaso. Llevaba consigo el secreto de la preparación del té.

A los 14 años tuvo la suerte de que el gobernador de Li, llamado Qiwu lo encontrara y le permitiera usar su biblioteca, más tarde se hizo amigo de escritores entre los que se encontraba el calígrafo Yan Zhenqing y el poeta Huang Pu quienes lo animaron a escribir el Cha Jing.

El Cha Jing consta de tres volúmenes; en el primero Lu Yu describe la planta de té y los ideogramas que componen su nombre, luego habla de las herramientas para la elaboración de la pasta de té y de los pasos importantes a tener en cuenta en la cosecha. La edición que poseemos aporta además los comentarios del traductor y orientalista Norberto Tucci.

El volumen segundo está dedicado a los utensilios para la preparación del té; el horno de viento -aquí da un detalle importante sobre su ornamentación vinculada a los hexagramas del I Ching y a los elementos simbólicos necesarios para que funcione el horno- la porcelana, las pinzas, etc.

Finalmente desarrolla cómo prepararlo y degustarlo, menciona los lugares de producción y algunas historias en torno al té.

Compartimos algunos fragmentos:

Acerca del agua para el té:

«El agua de primavera proveniente de la montaña, es la mejor; después vienen el agua de los ríos y finalmente la de los pozos, que es la peor.

Las mejores aguas para hervir el té son las que escurren las estalactitas y las que corren lentamente sobre los lechos de roca. Por el contrario, el agua que corre con violencia en los torrentes y cascadas, no debe ser bebida; su consumo prolongado puede provocar dolencias en el cuello. Lo mismo ocurre con el agua de los ríos que corren en el fondo de los valles, donde subsisten bolsas de agua en las que la corriente no existe y donde todo tipo de criaturas acuáticas se pueden acumular.

En el caso de que realmente tengamos sed, es preferible cavar un agujero en el suelo, para escurrir el agua llena de miasmas y sustituirla por agua nueva potable. (…)

El primer hervor es cuando el agua hace unas burbujas, como los ojos de un pez, y produce un ligero sonido. El segundo hervor es cuando el agua forma perlas amontonadas junto al borde de la cacerola. El tercer hervor es cuando el agua queda picada. Si continuamos calentando el agua, deja de estar buena para el consumo(…)

Acerca de la espuma del té:

Cuando el té esté listo para servirse lo echamos cuidadosamente en un cuenco para que la espuma quede bien distribuida. La espuma del té se llama hua, cuando es poco espesa se llama mo, cuando es espesa: bo y cuando es fina y ligera se llama hua.

La espuma hua flota en la superficie como flores de joazeiro en un lago circular, como las lentejas de agua en la superficie de un oasis, como las nubes en el cielo del verano, redondas como escamas de pez.

La espuma mo, parece el liquen que crece en las márgenes y flota como las flores de un crisantemo en una taza.

La espuma bo, aparece cuando se recuece un resto de té. Es blanca y espesa y hace recordar a una nube deslumbrante. El Fu del té, habla de su claridad semejante a la nieve acumulada y de la frescura de su esplendor semejante a una flor de primavera.»

En el último capítulo Lu Yu invita a copiar el libro para su difusión:

«Cópiese este texto con consideración, sobre seda blanca, en cuatro o seis partes y luego cuélguense éstas en las paredes.

De esta forma el origen del té, los utensilios, su fabricación, su cocción, su degustación y sus anécdotas, podrán ser releídas en cualquier momento y de repente.

El Cha Jing podrá entonces considerarse como completo, desde principio a fin.»

en Lu Yu. Cha Jing traducido y comentado por Norberto Tucci.Madrid : Ediciones Librería Argentina., s/d

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