El silencio del cuerpo (Guido Ceronetti)

Dice Joubert que el aroma de té lo percibe más el paladar que el olfato. En efecto, aborda suavemente el paladar. mientras que la nariz lo aspira en pequeña medida. Pero ya en tiempos de Joubert el olfato era un sentido casi perdido para nosotros, a quienes no nos queda más que envidiarlo a los perros. Bebed té y no os desesperéis. En las regiones mentales profundas, donde el pensamiento contempla el Camino, donde se curva el cielo hasta circunscribir con su danza invisible nuestro doloroso esfuerzo por penetrarlo, se percibe sobre todo, como anuncio de que el cielo está cerca, el aroma del té.

en El silencio del cuerpo, trad. J. A. Gonzalez Sanz. Acantilado, 2006.

Deja un comentario