En el Museo Lou-Sing (Shanghai) Juan L. Ortiz

Perdona, mi querido Lou-Sing, que solamente os deje
mi silencio, puesto de rodillas,
unas florecillas del otoño aquí,
desdobladas, hoy, entre el arroz, de sus espejitos de las diez...

Oh, si ellas te dieran
      -vuelto a ti mismo Lou-Sing, allá,
       en el cielo de la revolución-,
si ellas te dieran,
con su breve alma, blanca y lila,
la otra alma que te doblaba como un mimbre de lástima,
bajo la "tempestad de una taza de té"...
esa que hoy ha "destruido la casa de hierro", para la eternidad,
esa que hoy tiene el cambiante de los paisajes, en común,
y el honor ya, Lou-Sing,
tras el viento que humillara, hasta su límite, la noche...
el honor
de las cañas que mecen, también juntas, el amanecer...



Juan L. Ortiz visita el Museo Lou-Sing de Shanghai el 16 de octubre de 1957 tal como consta en su diario de viaje.

en Juan L. Ortiz. Obra completa. Eduner, 2020.

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